Siempre de pequeña quise ser "Maestra". Recuerdo que jugaba con libros y a la escuelita. Mis primos y mis amigos protagonizaban el papel de los alumnos y no la pasábamos tan mal. Ya de adolescente un profesor del liceo me preguntó qué quería estudiar en la universidad y sin pensarlo dos veces respondí: "Educación".
Su cara de decepción fue sorpresiva para mí. Con tan sólo señalar las condiciones físicas del aula de clases en la que estábamos, su silla chueca y y el escritorio que no llegaba a categoría de "mesita" deduje inmediatamente: Respuesta Equivocada!!!! Desde ese momento, cada vez que alguien me hacía la pregunta respondía: ¿¿yo?? Ingeniería en Sistemas. Era una manera muy fácil de hacer feliz a la gente.
Cada vez que se hablaba en mi casa del tema "universidad" mi mamá contaba de su prima Ingeniero Mecánico, quién trabajaba en PDVSA y ganaba mucho dinero. Creo que de allí proviene este asunto.
No voy a mentir diciendo que era como todos los jóvenes, con grandes ideales que quieren cambiar el mundo. Sólo quería hacer las cosas bien para asegurarme un buen futuro. Por cosas de la vida, o de Dios, terminé estudiando economía y con un buen puesto de trabajo. Las ganas de cambiar el mundo vinieron después.
Luego de pasearme desde la literatura, la historia, la tecnología, las finanzas, el marketing, el diseño, la gastronomía hasta la gerencia, puedo concluir que efectivamente si quieres cambiar el mundo, no sirve de nada cambiar las estructuras. Lo verdaderamente importante es cambiar tú y animar a los demás a que sean la mejor versión de sí mismos. ¿Existe acaso alguna carrera universitaria o profesión que se asemeje más a esto que la Educación?
Por eso hoy 15 de enero quisiera agradecer a todos los maestros en su día y muy especialmente por los que han pasado por mi vida y han dejado una huella en mi corazón.
En honor a ustedes comparto esta charla TED: Algo que no pueda encontrar en Google de Álvaro González Alorda en la Universidad de Navarra, en la que la reflexión es la verdadera protagonista.
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